domingo, febrero 17, 2008

Cliché


Hoy en la tarde pasaron en la tele la película de La Nueva Cenicienta (A Cinderella Story). Sí, lo sé, terriblemente sosa y completamente predecible; pero era domingo y no había nada mejor que hacer, excepto tal vez, leer sociología o hacer problemas de estadística (¡fuck! ¿cómo no lo pensé antes?). En fin, estaba viendo esa cosa y recordé que cuando era una puberta hormonal y... puberta, me imaginaba lo emocionante que sería cuando entrase a la universidad: viviendo en una ciudad lejana, completamente independiente, con muchas cosas interesantes que hacer todos los días, un novio guapo y popular, fiestas por doquier, un convertible rosa... ya saben, lo que toda puberta desea de su vida.


Todo esto inspirado por aquellas películas creadas para saturar las mentes adolescentes de porquería claro está. Pero eso me hizo darme cuenta de que no tengo nada de lo que quería. Gosh, bueno,estoy viviendo lejos de mi ciudad, supongo que eso es un logro. Pero no me malentiendan. No quiero un convertible rosa (bueno, si me regalan uno no lo rechazo) ni tan poco un perro chihuahua con vestido ni nada de eso.


Sólo que estaba pensando lo irreales y estúpidas que son las pelíulas hollywoodenses. Lo que es una gran revelación para el mundo, supongo.


(Imagen: eso es lo que mi mente puberta (alimentada por la mercadotecnia del mal) deseaba tener, claro, en tamaño real)

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