lunes, mayo 25, 2009

De cabronerías y cabronadas

Yo no soy una cabrona. No puedo serlo, y creo que nunca lo seré.
Hablo de cabrona, en el sentido de "bitch", en el sentido de "los hombres que aman a las cabronas" (ja).
Yo creo que los hombres son unos cabrones.
Pero igual hay muchos que no lo son.

Los hombres sólo son cabrones cuando no quieren a una vieja.. y viceversa, las mujeres sólo son cabronas cuando un tipo les vale madres.

Pero después de todo, es sólo mi opinión. Yo no podría ser ni un poquitito cabrona (como por ejemplo: no llamarlo, tenerlo esperando por mí, darle a entender que no me importa demasiado, ser una perra con él) con alguien a quien yo quiera. Puedo serlo con alguien que sinceramente, no me gusta tanto, pero eso no tiene mérito alguno. Admiro profundamente a las mujeres perras. Snif.

Cuando un hombre se enamora de verdad, ahí anda detrás como perrito faldero. Ash los odio. Y los odio porque generalmente cuando un hombre anda como perrito faldero, a las mujeres nos caga (al menos a la mayoría, según mis sondeos de opinión), nos fastidia su vocación de servicio, su mansedumbre y ahí vamos como borregas pendejitas detrás de un tipo al que le valemos popó y nos trae como "lazo de cochino" (amo esa expresión), y luego terminamos un sábado en la noche llorando y cortándonos las venas con galletitas de animalitos. Pero ¿quién nos manda? neta, ¿quién?

Teniendo todaaaaaaaaas las oportunidades del mundo, elegimos la peor. Todo por querer ser parte del cuento de hadas perfecto en donde tenemos que enfrentar viscisitudes para poder vivir happily ever after con nuestro príncipe azul. Puras pendejadas.

Pero los hombres no se salvan tampoco. Aman, adoran que les digamos que no. Pinche Arjona. Qué sabiduría de hombre, es EL filósofo de nuestra generación. (Después del niño predicador, claro está).

sábado, mayo 23, 2009

Patetismo

El lunes por fin termino exámenes finales (obvio sé que nadie podía dormir de la preocupación e incertidumbre, perdón) y la próxima semana me largo del DF jojo. Tengo frío.

Es sábado en la noche y lo mejor que se me ocurre postear en una semana es que el lunes termino exámenes finales. Es sábado EN la noche y lo mejor que tengo que hacer es ver Gossip Girl (si ¿y que?) acurrucada en mi cama, y esperar la gloriosa venida de nuestro salvador, claro está.

Super estrés. I'm such a slut! (No por ver Gossip Girl, la historia de porqué soy taaaaaan zorrisima la contaré algún día... o tal vez no... o tal vez sí).

jueves, mayo 14, 2009

Mi gato es taaaaaan perfecto


"¿Por qué soy tan hermoso y a la vez tan difícil?"
¡Tan culto mi gato!
Y yo con 16 libros en mi lista de espera, de los que sólo he podido terminar uno por cierto. Que barbaridad del señor.
¿Cómo le dices a un hombre que te lo quieres besuquear sin quedar como una zorra del mal, o como una pobre mujer urgida y necesitada (aunque lo sea)? C'est très difficile. La neta es que no me importa ya. Bleh, hombres... ¿quién los necesita? (¡¿yo?!... neh). Además la bruja que me leyó las cartas en Coyoacán me dijo que iba a ser muy feliz este año y que iba a tener a muchos muchos muchísimos hombres, además de que me iba a ganar la lotería, iba a ser rica y famosa y lograría la paz mundial (toooodo eso en este año, por supuesto). Lo anterior es perfectamente alcanzable, así que ¿por qué no creerle?
Tengo tanta tarea, tantísima. Y tengo que entrevistar a muchas personas para mi reportaje final, cabe mencionar que ninguna me ha confirmado la entrevista... qué importantes se creen. Los odio.

martes, mayo 05, 2009

El amor en los tiempos de la influenza

Tengo el tema per-fec-to para mi novela, per-fec-to. La trama va así: es el año 2009 en México, todo va bien en la vida de María Margarita Hernández López, su padre es el dueño del rancho más grande del país (amo los estereotipos) y ella es tan hermosa como una calabaza que aún no se pudre. Sin embargo, como ocurre en todas las grandes obras literarias, hay algo que viene a desmadrar todo: José Agustín Hierro (jojo como la novela del 2) Pérez es un pobre diablo que se enamora de ella.

Todo va bien mal: problemas, amenazas, balas perdidas, violaciones, embarazos fingidos, parálisis, intriga, etc. Sin embargo, un día alguien en el rancho muere. Después, alguien más lo hace, curiosamente, ese alguien tiene cara de cerdo. Y ya.

Margarita de Hierro (porque se habían casado clandestinamente) muere por culpa de la influencia del gobierno, o por la influenza - como prefieran -, así que José Agustín hereda todo, se vuelve a casar y se convierte en presidente de México.

Fin de la novela.