jueves, octubre 06, 2005

Risa Loca

Reír es muy sano. Recientes estudios han probado que reír produce una sustancia llamada endorfina y ayuda a controlar la presión del oxígeno en la sangre, reduce el estrés y las enfermedades y otras cosas más.

Eso NO es el punto.

El punto ahora es cuando nos ataca la risa en el lugar menos apropiado, en el momento menos apropiado, con la persona menos apropiada y sobre todo, de la cosa menos apropiada.

Recuerdo mucho una vez que una amiga me acompañó a buscar algo en la dirección, fuimos por el paquete y cuando llegamos al salón el maestro de matemáticas nos había cerrado la puerta y no nos quiso dejar entrar a la clase por llegar tarde. Mi amiga y yo nos quedamos fuera del salón sentadas viendo como las chicas del otro grupo ensayaban una coreografía. En ese preciso instante pasó la subdirectora por ahí y al vernos fuera de clases nos dijo que fuéramos a la coordinación.

Estando ahí puso cara seria y se nos quedó viendo como por 5 minutos sin hablar ni nada -sin exagerar- comencé a notar que alguien me apretaba el hombro derecho, me giré sólo para ver a mi amiga completamente roja tratando de reprimir la risa. Era tan graciosa su cara que hice un sonido extraño por la boca y la nariz que sonó como un cerdo. Eso fue el detonante para estallar en carcajadas en frente de la subdirectora.

O en el restaurante de una plaza un día que fuimos a comer pizza. Precisamente ese día había más gente de lo habitual. Nos comenzamos a reír unas amigas y yo al grado de que mi amiga -sí, la misma de la anécdota anterior- empezó a escupir el jamón de la pizza por el suelo de tanta risa. De nuevo me vino la risa del cerdo y eso hizo que riéramos aún más. Ni que decir de que la gente que pasaba por ahí nos veía con una mezcla de terror y compasión.

Oh Risa Loca ¿por qué tienes que visitarnos en el peor de los momentos?

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